CANCIÓN DE LOS TRES MARINEROS [*]
Necesitamos
apoyo para tanta pesadumbre.
Fernando Gordillo
A
Edgar Mendieta, Luis Carlos Saborío
y la
misma mesa solitaria en Los Pueblos
Que el corazón del mundo cabe en el pico
de los pelícanos aunque
empecinadamente
—verano tras
verano—
decidan chocar contra el cielo: ya lo
sabíamos.
Que este viejo madero libre
no fue lo único que restó para asirnos
mientras sin mapas ni compases
nuestra nave
nuestros enseres
nuestra felicidad
dormían en el silencio del cementerio
marino.
—Señor Capitán, ¿a
dónde vamos?
¿Existirá puerto más grato
que la cintura de la amada
demorada entre sábanas negras
minutos antes de la partida?
¿Anclaremos en otro archipiélago
o en la cristalizada pupila de
Dios?
—Lo sabremos más
tarde.
Cuando el Tiempo nos sirva otra ronda.
Cuando los saltamontes secos no crujan
más.
Cuando un certero disparo sea por fin
nuestro himno.
—Cuando hayamos
llegado.
Que todo nuevo día es siempre naufragio.
Que todas las mujeres que hemos lastimado
nos esperarán en algún islote fuera de curso:
también lo sabíamos.
Así que no teman, amigos; beban.
Nuestra pena no será más amarga
que el próximo frío litro de cerveza.
[*] Texto incluido en Poemas sin esquina, próximo a publicarse por Editorial EquiZZero, de El Salvador.
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